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lunes, 11 de julio de 2016

Perlas

Fuiste ese llanto desconsolado
a medianoche,
que acabó despertando
a todo un edificio
y a algún que otro corazón.

Las prisas en un beso
que corre pero no cesa,
porque arde más
que cualquier corredor.
Siempre rozando lo imposible,
tú,
llegas cuando todos se van
y aún te preguntas en qué momento
abandonaron la realidad tus pies.

El conformismo es para los mediocres-,
dices,
y le das la espalda
para alborotarte el pelo,
vestir lo que queda de esos pantalones,
besar a tu gato,
andar
para no dejar de hacerlo
nunca.

Las joyas siempre fueron
intangibles,
convertidas en algo
que dos ojos no lograron descifrar
porque éstas lucieron por dentro
siempre.

Dormías en la utopía,
pero
¿qué somos, sino un puñado de ilusos en un paraíso para cuervos?
Por eso siempre odiabas despertar:
en sueños ganas,
en vida luchas.

"Quiérete más,
y así todos te querrán".
Menuda gilipollez al cuadrado,  
como si el amor propio
fuera de la mano del ajeno.
Nadie te va a querer como te quieres tú, a ti, no lo olvides.

Hay principios de autodestrucción
en eslóganes sin alma
que necesitan verse en su terreno de juego.
Mentes que se doblegan
ante su incapacidad de asumirlo,
que quieren (estar a salvo),
pero no pueden.

Por eso te digo
que desde que llegaste
existe un edificio que duerme en paz,
un océano de cabellos despreocupados
y tantos corazones despiertos,
como arena tiene el mar.