Páginas

domingo, 25 de septiembre de 2016

Luego, conmigo

Equivocarme demasiado
siempre fue
mi mejor error
y tu peor suerte.

Lo supe el día que te fuiste,
me dije a mí misma
que debía aprender de ello.
Luego, no.

Adoraba ser tu mejor abrigo,
que no te valieran otros destinos
si no tenían mi nombre
en el asiento de al lado.
Luego, no.

Que la noche nos cogiera de día,
ciegos
de vernos demasiado,
sordos
de arañarnos la voz a besos,
mudos
en un silencio que juro haber oído gritar.
Luego, no.

Volverme de fuego contigo,
luego cenizas
para ser fuego otra vez.
Ésta ya conmigo,
ésta ya sin ti
porque después de cada luego
estaba yo justo ahí,
más conmigo que nunca.