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martes, 29 de noviembre de 2016

Poesía y música: el plan de Elvira Sastre y Adriana Moragues

La 11a edición del Festival Acròbates, un ciclo de conciertos que combina música y poesía, acogió la tarde del domingo, día 20, la actuación de la escritora Elvira Sastre y la cantautora Adriana Moragues en el final de su gira “Tengo un plan”


Dicen que todo lo que empieza en un lugar permanece allí cierto tiempo. La capital catalana fue testigo del cierre de una gira de dos años en el Teatre Joventut de l’Hospitalet de Llobregat. Una actuación esperada por sus novedades. Por primera vez una banda, con batería incluida, acompañaba a las dos artistas en su actuación. Todo empezó aquí para ambas, y todo seguía inmóvil en el mismo lugar para que lo volvieran a rescatar.

Una sala que se funde en silencio en el momento en que las luces se apagan. Entran primero los músicos y empiezan a hacer sonar a la muda sala. Unos minutos más. Ahí están, acompañadas de un aplauso que las abraza, las protagonistas. Abren con “Tengo un plan”, una canción que dice querer “conjugar contigo todos los verbos que acaben en -arte”, y parece que lo que conjugan encima de ese escenario es, precisamente, esa palabra.
Un momento del concierto en el Teatre Joventut

Y palabras son las que no faltan, pues el público es abrazado tan fuerte desde el minuto cero hasta el final cuando dedican unas palabras en catalán y la complicidad se adueña de la sala. Adriana Moragues presenta algunas de sus canciones que incluirá en su próximo disco, después de publicar “Vértices”. Elvira se encuentra descubriendo el mundo de la narrativa, sin apartar del todo la poesía, y lanzará su primera novela en primavera de 2017.

El teatro fue testigo de estos dos nuevos comienzos: canciones y un fragmento inédito del libro de la segoviana que regala por primera vez. El mar las acompaña en su actuación, y de vez en cuando aparece una luz más intimista que las deja a solas, aunque tengan tantas manos tendidas como corazones encogidos en esos minutos. Es complicado hacer brotar tantos sentimientos en apenas dos horas, pero quizá esa sea una de las claves de su talento natural.

Recordar el porqué de dónde estamos y cambiarlo si no nos gusta. Ése debería ser uno de los pilares de la cultura: el motor del pueblo. La poesía de Sastre también le habla al pueblo, y antes de recitar se lo dedica a toda la situación política en la que se encuentra ahogándose este mundo. La batalla no la libra ella sola, los asistentes se llenan de valor y se suben encima de sus versos. Hasta el final.

La banda, la música, la poesía, Barcelona. Desde Segovia, Elvira ha quitado la sed de palabras y ha devuelto el sentido a vivir, sin andar sobreviviendo. Del sur, el llanto. De risa descontrolada o de emoción contenida hecha agua, Adriana ha devuelto de nuevo el latido a la ciudad y le ha recordado que hay motivos para continuar haciéndolo a pesar de la oscuridad. Vuelve la luz, no sólo en la sala, también en las personas que la llenan.